El último escalón

El último escalónSubía aquella escalera muy despacio, no era la primera vez que lo hacía, sin embargo aquella vez resultaba diferente, tenía en su cabeza todo lo que iba a decir, se lo sabía de memoria.

Esto se tiene que acabar ya, no puede continuar...
Al llegar al último escalón dobló la esquina y se dirigió a la puerta principal, allí estaba, apoyado en el quicio de la puerta con su exquisita y picara sonrisa, la esperaba con una pierna doblada y un lado del cuerpo apoyado, sus ojos negros la escudriñaban con deseo, tenia que resistirse, no podía ceder esta vez..

saxoSe oía una música de saxo muy tenue en el salón..... La música debió ponerla en guardia, sin embargo solo contribuyo a... pasa, le dijo, con aquella voz grave y amable, cerrando la puerta tras de ella, dio dos pasos y la empujo contra la pared, cogiendo su nuca de manera que no pudiera moverla pero sin dañarla, acariciándola, con ese tacto suave, casi imperceptibles, como ligeras cosquillas, esa manera como el solo sabía tocarla, sus manos eran suaves, cálidas, firmes, apretando su cuerpo contra el de ella sujetándola con firmeza casi aplastándola, un escalofrío le recorrió la espalda, quería decirle, para, pero no podía.


Aquella música, su boca se encontraba sellada por los labios de aquel maravilloso amante, el bolso se le caía, del brazo pero daba igual, la lengua le acariciaba los labios de manera fugaz para entrar en su boca entreabierta, tocándola, acariciándola sin parar, era dulce y un punto picante, se la recorría con maestría buscando la suya, acariciando el paladar, recorriéndola toda con alegría desvergonzada, la respiración cada vez se escuchaba mas entrecortada, mas jadeante, mas fuerte, y solo contribuía a subir la tensión, no podía moverse, no podía hablar, tampoco lo quería, solo quería que aquel hombre continuara con lo que estaba haciendo.

cerezascon-1712-0065Sus dedos comenzaron a moverse por su escote, eran delgados, largos y ágiles, suaves y precisos, sabían lo que querían, encontraron el borde del sujetador, acariciando el entre seno subiendo hasta el borde, dejando que entrara un poco por el sujetador hasta encontrar el borde del pecho que ya empezaba a crecer, los botones de su blusa parecían que iban a estallar, sin previo aviso se los soltó, se los abrió uno a uno con la boca, acariciando con la lengua lo que el sujetador le dejaba ver, sus labios acariciaban su pecho con mucha destreza buscando el pezón que aparecía tímidamente por el borde, empezando a asomar para salir y mostrarse en todo su esplendor.

Sus manos recorrían los muslos, subiendo y bajando, acariciando la parte interna de estos, haciendo un juego lateral que la obligaban sin oponer resistencia a abrirlas para mostrar la suavidad aterciopelada que escondía allí, aquello era insoportable, sentía un calor interior que la empujaba a seguir el juego, a dejarse acariciar, no recordaba a que había ido allí, le daba igual. Solo quería seguir, que calmara aquel dolor que le producía tanta excitación, aquel cosquilleo que bajaba desde el interior de su ombligo hasta la parte mas sensible de su cuerpo, que ya empezaba a adquirir vida propia, sus manos empezaron a quitarle la ropa a bajar hasta su entrepierna, estaba muy duro, grande, jugoso.


Simone Kylie
Relatos de Mujer
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